Que mi rostro sea una bandera, blanca, de paz.
Una bandera alzada en el silencio
de los que no tienen rostro, de los que son pisoteados.
Una bandera en señal de la fragilidad
de los que no tienen voz y gritan dolor.
Una bandera blanca que rompa con la mentira
y el cinismo de quienes dividen a los pueblos,
de los señores de la duda
interesados sólo
de su propia verdad.
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