Este era el comentario que hacía Juana Vázquez Marín momentos después de la presentación del poemario editado por Vitruvio.
"Eran las 7/30 de la tarde y por esta belleza de camino entré en la presentación de “Rehacer el alba”, libro de poemas de mi amigo Faustino Lobato. No fue menos bella la poesía que Faustino recitó. Pero era una belleza distinta, una belleza sin oropeles ni colorines. Iba a la raíz del hombre, a la raíz del mundo, y vagaba en busca de los ríos de sombra de la otra orilla. Una poesía filosófica sinretórica ni eruditismos. Llena de luz interior: “Es posible la luz cuando la paciencia de la noche rehace el alba. Es posible la claridad a pesar de sentir el peso de la propia historia, esa levedad de la existencia donde las heridas parecen cerradas, donde los fantasmas y sus infiernos simulan no existir a la vista de todos. Y en está posibilidad de cercanas utopías, el albor revela, con insolencia, que no tengo agua en las manos ni palabras en la mirada, sólo silencio ante la agonía de un naufragio permanente”. "
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