martes, 25 de agosto de 2015

En el archipiélago de la memoria.



Ya no cuento los días tan solo miro cómo pasan.
Dejo que las horas inunden este habitáculo
en el que vivo sin mencionarte. Imposible
no recordar los mejores momentos, estos
que se almacenan, con desorden,
en el archipiélago de la memoria.

Unas veces abro y otras cierro ese lugar
donde estás, ese rincón del ánima
que me empuja a seguir viviendo.  
Te contemplo y no te nombro. Tengo miedo
que tu imagen escape. Y en este trajín
de no querer olvidar, te haces grande.

¿Cómo amanecer sin morir un poco?
Qué fácil es morir cuando se muere sin más.
Me importa este  instante de contraluces
que la vida me regala. Basta querer lo imprescindible
sin desear imposibles en este filo invisible de la utopía
donde tú estás y te enredas, donde yo estoy y me libero.

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