Bajo a ese infierno de lo simple,
allí donde el ruido se amortigua y el color desaparece. Y en ese lugar, donde
la vida es un pulso con la necesidad, encuentro lo esencial para vivir. Las
palabras saltan en un pentagrama de sonidos buscando el sentido esencial que
escapa de la confusión y rompe las cegueras de la costumbre. ¿Será esto la otra cara de la emoción, la mirada limpia
de las cosas?
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