Hoy, cuando estaba recogiendo los adornos navideños Rodrigo se despertó y acertó a despedirse del árbol de Navidad. Increíble la imaginación de los críos, en este caso de Rodrigo, capaces de hablar con los restos de lo que fue árbol de luz cada una de las noches de estos días de fiesta. Una lección para nosotros, tan preocupados de mil cosas hasta perder la sencillez de lo que fuimos.
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