He asistido esta tarde, con
indignación al debate, al triste debate, de los Reales Decretos sobre
educación, sanidad y otros. Y digo debate por decir algo, ya que los Reales decretos, no
han sido debatidos sino contestados. Porque debatir es algo diferente a imponer
leyes por la vía del decretazo. Unas leyes que salen así, de esta forma tan
dogmática, ni siquiera son impopulares sino injustas.
Y lo peor de lo que he
visto en el aula del Congreso es que, mientras intervenían los partidos, no hubiera más que unos pocos diputados. La
mayoría de estos diputados volvían al aula del Congreso minutos antes de la
votación por el interés de sacar adelante las “vergonzates” propuestas. Vergonzosa
la no presencia de los diputados mientras se trataban leyes que solo servirán
para “degollar” los aspectos básicos de nuestra sociedad: educación y sanidad,
entre otros.
Vergonzosa la forma de tratar
estos asuntos, de forma urgente, rápida sin considerar pros y contras, sin
escucharse. En esto último me asombra como diputados que nos representan están de
“cháchara” faltando el respeto a quienes presentaban sus contrapartidas a las
reformas.
Cómo es posible que los “peperos”
critiquen a quienes se les oponen de demagogos. Me da la impresión que los
dirigentes del PP desconocen qué es la demagogia, esa estrategia política que
sirve para conseguir el poder desde las emociones, los prejuicios y los miedos
intentando persuadir al contrario. Como es posible que hagan esos juicios de
valor del contrario cuando son ellos quienes meten miedo al pueblo con ocasión
de la crisis y así justificar sus posiciones absolutistas y liberales.
Qué hipócritas estos gobernantes
que un día dicen una cosa y mañana hacen la contraria. ¿Cómo se llama esta
artimaña de aprovechar la ignorancia de los demás? ¿Sofisma? Ojala y fueran
unos buenos sofistas, articulando bien las palabras y no rebuznos liberales que
amedrentan al personal.
En fin, nada que hacer con unas
Leyes injustas en su contenido que desde ahora regulara la vida de enfermos,
médicos, alumnos y docentes. Y digo injustas en su contenido primero por ser
tratadas desde un punto de vista economicista y no desde una perspectiva médica
o docente; y segundo, porque no se mira tanto regular los abusos como de primar la gestión
económica frente a Europa.
Desde ahora ¿cabrá alguna
alternativa? ¿Dónde están esos que nos defienden? Me entran ganas de declararme
insumiso ante la falta a los Derechos Humanos
y a los de la Constitución.
¿Qué pasará cuando, después de dos
años, a uno se le acabe el paro y se le retire la cartilla de la seguridad social?
¿Qué le pasará a los jóvenes que todavía no entran en el mundo laboral? ¿De qué
estamos hablando cuando consentimos esto? ¿Qué ocurrirá en nuestra comunidad
cuando el nuevo consejero de sanidad, que no llega más que a ser diplomado de
magisterio, desconoce los entresijos de
las necesidades médicas? Ocurrirá que los parados de larga duración, los
jóvenes menores de 26 años y aquellos que no tenga dinero para ir a una mutua
de sanidad se quedará sin atención medica. Algo parecido a lo que pasa en EEUU.
Lo universal de la sanidad se ha perdido, digan lo que digan los del PP. Basta
leer el decreto para ver que esto ha desaparecido.
¿Qué pasará con una enseñanza a la que se le
quita la dotación de profesores y se aumenta el número de alumnos con todo lo
que esto supone de empeorar la disciplina en las aulas y recortar la atención
diversificada y personalizada de los alumnos? Ocurrirá que el sistema
educativo, malo de “cojones”, se vuelva peor y caiga en picado; que los estudiantes
tendrán una pésima preparación y no darán la talla fuera de el estrecho mundo de
la provincia.
Todo es puro “terrorismo social” y el pueblo sirviendo de chivo
expiatorio. La ley del terror se impone, vuelve el estilo cuartelero y chusquero del “tito
Franco".
1 comentario:
Uf, malos tiempos, amigo Faustino.
Un abrazo.
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