Los días se asoman a ese brocal del hastío
para sacar la hiel de los recuerdos. El dolor
difumina la mañana. Vivo en la incertidumbre,
quiero descarnar la memoria del momento.
No hay vida sin dolor ni amargura sin sonrisa
en este impulso que me empuja a seguir.
Hay tantas perdidas, tantos fracasos, tanto error
que las victorias, las ganancias, parecen no ser.
Y a pesar del aparente abandono
en este domingo de resurrección
sigue el juego de los niños, el amor
de lo imposible, y la utopía sin fronteras.
La mañana me da una tregua, me entrego
a sus horas y dejo que pase este sentimiento
de la nada.Importa el abrazo del ángel
que frena la búsqueda de otros "paraísos".
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