Emerges, imponente,
con ese gesto orgulloso
propio de los débiles,
hasta romper la luz que te abraza.
Te sigo con la mirada.
Guardo silencio.
Desapareces, desdibujado
en el lento amarillo del paisaje.
Silencio.
2
Como las piedras guardas el eco de la luz,
trazos de mañana que arden en la periferia.
Como las sombras, huyendo con sus miedos,
te alejas al centro de la soledad.
Como el alba que vigila el ritmo del Sol,
perdono tu silencio
y la soledad
que nos derrota...
3
Lo inundas todos. Estás
en el reflejo del espacio...
Naces
en las vocales inciertas
de la mañana
como una terrible diosa
que no admite otras presencias.
Me arrastras en tu estela,
en esa huella que perdona
la noche.
Susurras, leve, con el gesto
de las palabras
que entreabren el misterio.
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