miércoles, 16 de mayo de 2012

Si antes ladrábamos ahora gruñiremos. Crónica de una pre-visión.




Los profesores estamos entrando en una recta peligrosa y, aunque me resisto a decirlo, necesaria.

Peligrosa porque vemos como la administración sigue el despelleje testarudo de los recortes apoyada por los acólitos y clap al uso, directores, cuadros directivos e inspectores. Se siguen midiendo aulas con total impunidad e indiferencia de muchos compañeros, vamos como si con ellos no fuera. Y no hablo de mi centro donde el personal sigue, en crecendo, concienciándose.

¿Qué vendrá después, cuando comience el curso con menos profesores, más alumnos y más horas? ¿Vendrán las bajas de las plantillas, los ataques de ansiedad, las depresiones? Y después de quince días, a golpe de guardias y estoques, rellenar con sustitutos. ¿Vendrán después las preguntas de los padres? Vendrán las protestas de los que nunca se enteran y cuando lo hacen ya es tarde.No he visto nunca como se puede ir para atrás destrozando todo lo conseguido por los tan criticados Sindicatos. Por otro lado, unas críticas merecidas por su relajamiento institucional.

Y he dicho recta necesaria porque todo esto está sirviendo para que los sindicatos vean la que se le ha venido encima por su necedad de los últimos tiempos; 
Está sirviendo también, para que los profesores, general, veamos que a veces enseñamos con “caretas”, con incoherencias, una muestra la de estos momentos donde no estamos al cien por cien unidos. La vida insolidaria no tiene nada que ver con los ideales de lo que se enseña en las aulas. Me pregunto si la “significatividad” de la enseñanza no es más que una “pantomima” de las pedagogías impuestas; sí, el ser profesor de algunos no es más que una forma de vivir o un medio de vida, lejos de la implicación docente a todos los niveles. Por desgracia estos son los que, con su actitud, desacreditan la docencia. En definitiva, está siendo perversamente necesaria porque nos está sirviendo para hacer autocrítica de este cuerpo desmembrado”. 
Y necesaria también para que la sociedad tome cartas en el asunto después de tanto criticarnos. 

Cuando la enseñanza pública baje a los “infiernos, que a él lo está mandando la administración, el pueblo, los padres en general y los alumnos en particular, se dará cuenta que la educación es el termómetro de la sociedad. Si antes, medio educados, estábamos a punto de “ladrar” ahora “gruñiremos”  regresando a nuestros ancestros los monos.

1 comentario:

Carmen dijo...

Veo que aparcaste un poquito la poesía... pero te diré que no importa... Estos sí que no son buenos tiempos para la lírica, quizás sean los peores que yo, al menos, he conocido... Qué decir? Que además de indignada estoy dolida...

Besazos.

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Tiene Lisboa sonidos de agosto