Los profesores estamos entrando
en una recta peligrosa y, aunque me resisto a decirlo, necesaria.
Peligrosa porque vemos como la
administración sigue el despelleje testarudo de los recortes apoyada por los
acólitos y clap al uso, directores, cuadros directivos e inspectores. Se siguen
midiendo aulas con total impunidad e indiferencia de muchos compañeros, vamos
como si con ellos no fuera. Y no hablo de mi centro donde el personal sigue, en crecendo, concienciándose.
¿Qué vendrá después, cuando
comience el curso con menos profesores, más alumnos y más horas? ¿Vendrán las
bajas de las plantillas, los ataques de ansiedad, las depresiones? Y después de
quince días, a golpe de guardias y estoques, rellenar con sustitutos. ¿Vendrán
después las preguntas de los padres? Vendrán las protestas de los que nunca se enteran y cuando lo hacen ya es tarde.No he visto nunca como se puede ir para
atrás destrozando todo lo conseguido por los tan criticados Sindicatos. Por otro lado, unas críticas
merecidas por su relajamiento institucional.
Y he dicho recta necesaria porque
todo esto está sirviendo para que los sindicatos vean la que se le ha venido
encima por su necedad de los últimos tiempos;
Está sirviendo también, para que
los profesores, general, veamos que a veces enseñamos con “caretas”, con
incoherencias, una muestra la de estos momentos donde no estamos al cien por
cien unidos. La vida insolidaria no tiene nada que ver con los ideales de lo
que se enseña en las aulas. Me pregunto si la “significatividad” de la
enseñanza no es más que una “pantomima” de las pedagogías impuestas; sí, el ser
profesor de algunos no es más que una forma de vivir o un medio de vida,
lejos de la implicación docente a todos los niveles. Por desgracia estos son los que, con su actitud, desacreditan la docencia. En definitiva, está siendo perversamente necesaria porque nos está sirviendo para hacer autocrítica de
este cuerpo “desmembrado”.
Y necesaria también para que la sociedad tome cartas
en el asunto después de tanto criticarnos.
Cuando la enseñanza pública baje a
los “infiernos”, que a él lo está mandando la administración, el pueblo, los
padres en general y los alumnos en particular, se dará cuenta que la educación
es el termómetro de la sociedad. Si antes, medio educados, estábamos a punto de
“ladrar” ahora “gruñiremos” regresando a
nuestros ancestros los monos.
1 comentario:
Veo que aparcaste un poquito la poesía... pero te diré que no importa... Estos sí que no son buenos tiempos para la lírica, quizás sean los peores que yo, al menos, he conocido... Qué decir? Que además de indignada estoy dolida...
Besazos.
Publicar un comentario