Nunca había sentido el vértigo de
tu mirada,
ni la caricia amable del agua, caudalosa
al resbalar por el perfil de tu
espalda. Nunca
te sentí tan cerca al descubrirte
entre los muros
de aquella casa, con oblicuos habitantes
y ventanales ciegos. Nunca te he
sentido
como ahora, al contemplarte, sereno,
desde el fluir de las aguas, borrachas
de tormenta y nubes.Nunca, como ahora,
te siento entre el agostado espejo de los juncos.
te siento entre el agostado espejo de los juncos.
Fotos de Carlos Rivero
1 comentario:
Tienes la inspiración de compañera...jejeje.
Gracias,muchas gracias.
Un abrazo.
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