A dónde mira ese gigante
de la orilla,
ese cuerpo herido que
parte en dos
el equilibrio del agua,
ahora,
reducido a silencio de
nubes.
Dónde está el grito del
viento
que recoge el mensaje de
las sombras
en ese manojo de color que
cubre
la solemne gravedad de sus
raíces.
Dónde guarda el calor de
la tierra,
indiferente al juego de
otras ramas,
sin confundir la altivez
de los arbustos
con el loco horizonte de
la brisa.
Foto de Carlos Rivero
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