Cuando el día tiene ese punto gris que impide el eco de los
ruidos
y parece que el silencio tiende a dominar como protagonista,
entonces la mirada pierde el color ácido de la primavera
y todo se vuelve denso como si estuviera del revés.
Cuando el cansancio te abate después del tránsito de la
noche
y el sueño obliga a
los rituales de costumbre, entonces las manos
son como una encrucijada que reclaman la elección de lo
mejor
y el fuego se apaga ante la locura de la imagen que no ves.
Cuando al hablar no pronuncio tu nombre ni declaro lo justo
y las palabras son el impulso de nuestro infierno, solo entonces
se abre la conciencia de los muertos ante el abismo del tiempo
que entorna las puertas al borrar la memoria de la risa.
y las palabras son el impulso de nuestro infierno, solo entonces
se abre la conciencia de los muertos ante el abismo del tiempo
que entorna las puertas al borrar la memoria de la risa.
Cuando la mirada, las manos, las palabras son el cortejo
seguro
de lo real y la certeza del color no se brinda en el vacío y
el fuego
se reaviva en medio del duermevela, entonces, solo entonces
siento que vivo en medio de una lucha que no pregunta,
responde.
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