domingo, 30 de junio de 2019

EL NOMBRE SECRETO DEL AGUA (Madrid, Vitruvio, Col. Baños del Carmen, 2016)


El título se debe al último verso de la última estrofa del propio libro: Se oculta el poema en el aliento de las palabras. / Y las estrofas, cantos rodados, se pegan / al ser del verbo, con el anhelo / de darle nombre al agua.
El libro tiene tres partes con los títulos prestados del aserto de Heráclito:TODO FLUYE, TODO CAMBIA,  NADA PERMANECE.  A  lo largo de cada una de estas partes discurren veintiocho poemas enumerados y otros tantos sin enumerar y en recto separado por barras cursivas. Estos últimos son como un eco en cada uno de los capítulos, véase por ejemplo las págs. 21,24,27,31,33,36,38,41,43,46,   53,55,57. Junto a estos, e intercalándose, hay una serie de prosas poéticas que pretenden, rompiendo la estética acostumbrada, pararse en una reflexión que al yo literario se le antoja necesaria, véase por ejemplo la pág. 17.
La estructura, en sí misma, es un ensayo estético que intenta completar, con miradas y formas diferentes, una reflexión de conjunto sobre la búsqueda de lo esencial en medio de lo frágil. El agua es el metarrelato; esta es la gran metáfora a través de la cual el yo literario se aventura en contar sensaciones que van alternando el dentro y el afuera en un juego místico que deja al lector su parte creadora.
         
           1 
           Nunca, como ahora,  sentí este dulce trueque del agua,
           ebrio de tormentas, en el  oscuro espejo de los juncos.
           Nunca sentí el vértigo de las miradas que me afirman 
           y nombran en el caudal de  otras orillas. 
           Nunca  tuve tan cerca  los muros de esta casa  
           de mi cuerpo, la caricia del viento resbalando 
           por la frontera de mi espalda. Nunca, como ahora, 
           me fue tan tierna el agua.
           Nunca sentí  mi piel tan  llena de remansos
           en la  búsqueda de un punto en el horizonte.
           Nunca, como ahora, noté tan cálida esta magia 
           de los dedos que fluye, mansamente, en la corriente 
           de las horas.
           Nunca.
           28
           Sigo mudo en esta fragilidad
           del misterio que me circunda. Los verbos
           resisten entre  aguas interiores. Ruedan
           ebrios de limo.
           Quiero regresar al lugar del sueño,
           sin alas. Impulso que busca, 
           en el espejo del agua, 
           versos prohibidos.
           Se oculta el poema en el aliento de las palabras.
           Y  las estrofas, cantos rodados, se pegan
           al ser del verbo, con el anhelo 
           de darle nombre al  agua.

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