domingo, 30 de junio de 2019

LA SORPRESA DE LO HUMANO (Badajoz, Fundación Caja de Badajoz, 2018)


                                             

Este poemario es un intento de subrayar aquello que más me llamó, y me llama, la atención en esta paternidad vivida como hombre maduro. Los versos de este libro explanan algunos gestos de mi hijo que me sorprendieron y provocaron admiración. No es solo la sorpresa de lo humano en él sino también la sorpresa de lo humano en mí.
Cada capítulo corresponde a un año, de los cuatro, de la vida de Rodrigo. En los versos aparece, entre otras cosas y de forma especial, mi preocupación por el tiempo. Sé que me iré en los mejores momentos de la vida de este niño. Cuando él sea mayor yo seré más mayor aún. Aunque esto no sea importante sí merece ser expresado para que cuando llegue el momento del hasta luego, el tránsito se acepte como algo normal y sea menos doloroso.
En  este libro he incluido versos del poemario anterior Un concierto de sonidos diminutos. Esos versos aparecen en cursiva al final de algunos poemas (págs. 36, 38, 54, 58,60, 68, 72). En realidad, es un guiño al poemario de 2013 porque en el trabajo actual, La sorpresa de lo humano,  trato –también- de lo cotidiano. Así,   este poemario, continua aquello que en los versos finales de Un concierto de sonidos diminutosse expresa: “Tal vez habrá que esperar / uno, tres días, / a que el aire se vuelva sonido/ y no dañe el espíritu; / y el agua brote/de los labios de un libro.”

1

SORPRENDE descubrir 
la belleza de lo inacabado;
la sospecha de un trazo de color. 
Sí, sorprende 
la solemnidad de lo sencillo, 
lo que no es ahora
sin saber qué vendrá después.
Me sorprende sentir la impotencia
 y querer arreglar el mundo;
la emoción de releer los versos de la Pizarnik;
cada amanecer después de haber soñado con tus palabras.
Sí, me sorprende que no sorprenda a nadie 
este concierto de sonidos diminutos 
que me envuelve a diario;
la inutilidad de mis poemas
incapaces de expresar 
la cobardía de mi verdad.
Sorprende 
la búsqueda de no saber qué y disimularlo;
el tiempo, esa constante de momentos que pasan 
y que quiero contener en el trazo de unos versos;
la paternidad que me hace crecer hacia dentro.
Sí, me sorprende y me halaga esta condición 
de lo extraño; 
esta gana de vivir en un continuo empezar
desde cero.

2

PRIMERO, el silencio, /esa nada que marca/ el ruido de los versos.  Después, la palabra /inundando el cosmos de lo frágil /hasta sorprender / con un extraño ritual de paso.  Y al final, el poema / invadiendo de formas invisibles / y emoción /el hastío de los días, / el punto cero, / en un continuo comenzar/ el puzle de la vida.

3

LO HUMANO,  (p.47)
ese revés de mi ser animal con deseos, 
el ímpetu del Paraíso perdido,
mi luchar a contracorriente,
la locura de hablar sin medida,
un descuido del gesto creador
al que llamo libertad,
la autonomía innominada,
mi cansancio de no saber soñar
y querer hacerlo,
la distancia inversa de lo infinito,
el renacer de las sombras.

Sí, lo humano 
lo que tú y yo somos
cuando quebramos el tiempo 

ante el espejo interior que nos habita;
cuando simplemente 
nos miramos
y le miramos.

4

Ante esta mirada a lo fugaz, a lo pasajero… (p.92)
LOS VERSOS/ se transforman en voces que te nombran, /en el secreto diario / que nos desnuda, / como en aquel Jardín/ al que no he vuelto. 
Los versos se convierten en la casa donde despertar, /en la mañana que rueda ante la lujuria de la luz / mezclada con la fiebre de los ruidos. / Son el azul de un silencio, / el anhelo/ que no deja en el olvido/ los abrazos y la risa, /el eco de lo eterno/ que nos envuelve/ hasta vencer la muerte.

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