Tenía esa compostura de hidalgo,
una imagen dura, gris. Sus pies fríos,
dulces, como agua que transita
entre sus dedos. Y su sombra,
una confusión de brisa y ramas,
un eco entre las ondas de luz
que atraviesan la corriente.
Una roca, era eso, una simple roca
decorando la orilla. Un punto
donde el río aborta
su ternura,
un trampolín para mirar
el
cansancio de los juncos.
Otra foto de Carlos Rivero
2 comentarios:
Nunca imaginó que le dedicaran versos. La roca envidia a los juncos? Un abrazo Tino.
Qué bueno Tino!!
Eso de "Un punto donde el río aborta su ternura, un trampolín para mirar el cansancio de los juncos"....Parece que sin esas palabras la foto no tendría sentido.
Un abrazo.
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