miércoles, 1 de agosto de 2012

Cosas del diario



Esta mañana el aire tiene ese toque de calor abortado. Callejear supone entrar a cuchillo entre lo irremediable y  la sombra. Un deseo, pegado al paladar mientras se enciende el semáforo de peatones, beber una limonada, cerrar los ojos y pensar en otros lugares. Pero la realidad se impone a la ficción y los sueños son efímeros. No ha nada que hacer tan solo refugiarse en el supermercado evitando comprar lo innecesario.  Y en este ir y venir del safari ciudadano he llegado al mediodía con el ánimo de no hacer mas que lo imprescindible y, eso sí. con el propósito de evitar la televisión y la radio. De escuchar algo prefiero que sea de Brahms o de su amigo Dvórak. Y junto a estos, leer, leer hasta que no sienta el calor ni el hambre. Porque esto será, recordarlo después, el mejor refugio.

1 comentario:

Ars herética dijo...

Me gusta mucho la forma de encantar lo cotidiano que tienes. Me quedo por aquí..
Un abrazo.

MIS VISITAS AL MUNDO

MIS VISITAS AL MUNDO
Tiene Lisboa sonidos de agosto