Sombras que se alargan y dejan el alma en un suspiro. No hay escapatoria cuando la realidad se impone, y como un maldito Ícaro bajas con las alas desechas. Es un sinsentido inventar el mar porque está ahí y en él naufragas.
Sombras que acoges para que el amor que alcanzas sea la verdad, el banquete de otro. Y la tristeza te devuelve la medida de lo que eres. No vale maldecir porque no tienes más derechos que el de respirar y que otro respire donde tú renuncias como el mejor regalo aunque ésta sea alegría fugaz, esporádica.
Sombras, las amigas de siempre, que reclaman su lugar cuando te atreves a tocar lo prohibido. No soy el.mejor aunque me crean grande, soy solo parte de esa sombra que mantiene la verdad de mis miserias.
Y la muerte no es el final solo la puerta para seguir buscando. Soy la miseria, la sombra que repta por la verdad de esa estúpida manía de construir en la arena.
Sombras, sombras, de las que es inútil escapar porque están en mi. Son las que aparecen cuando quieres tocar el mar y las olas te hieren.Sombras, la memoria de tu imagen, la fealdad que no aceptas. El castigo del pecado que no sabes que cometiste. La ingrata pero auténtica realidad que quieres obviar.
Hay días que las sombras te vencen y te recuerdan quién eres y te ponen el límite donde no querías. Te abre los ojos ante el mar que sigue ahí
, el mar.
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